Historias mínimas: "Una de Federico..."

Federico Ferreyra, uno del vecinos célebres de Alta Gracia, todo un personaje. Poseedor de una erudicción y una dialéctica digna de un diplomático, cultivadas a lo largo de una vida de ocio, de mucho leer y más hablar, jamás trabajar... Una labia florida que más de una vez le hizo "zafar" de situaciones incómodas, como aquella vez en la Pizzería Echenique que estaba situada en España esquina Urquiza, donde hoy funciona y desde hace años la tienda "El Obrero". A dicho lugar se acercaban asiduamente los "correligionarios" ya que ahí cerquita tenían el ´local del Comité. Por supuesto, ahí estaba Federico, firme, al acecho de una chance de "ligar de arriba" un vinito, una porción de muzzarella o lo que fuese pero nada, todos "esquivaron el bulto". Fue entonces que se acercó al mostrador y, en medio de la confusión del momento, en ese ir y venir de gente, los pedidos, la atención de las mesas, pensó: "Esta es la mía, ocasiones así no caen todos los días  del cielo", y ni lerdo ni perezoso tomó sigilosamente de una bandeja una empanada que deslizó rápidamente al bolsillo de su saco...Pero... Quiso el destino cruel que estaba roto, un agujero y el preciado botín fue a parar al piso... Silencio total, todas las miradas convergieron hacia él, quién sin inmutarse, menos sonrojarse, con un tono de disimulado enfado se dirigió a los presentes cual orador en un acto público enarbolando su dedo acusador exclamó: "¿ Quién ha osado, en mi descuido, introducirme esta empanada en mi bolsillo...?"         Salida digna y una frase que perdurará en el tiempo.